La instrucción sobre cambiar la mente, de Sotesan

Tomado del libro Liberarse del karma errado, de Sotesan. Publicado por Sennin Editores


En concordancia con la Vía de la predominancia alternada del yin y el yang, es verdadero y sin pizca de incertidumbre que los que realizan actos benéficos recibirán en consecuencia una vivificante recompensa, mientras que aquellos que cometen malas acciones tendrán una correspondiente retribución dañina. No obstante, la persona que cambia su mente y redime por completo sus faltas puede liberarse del poder de dichos resultados kármicos, dirigiendo a voluntad méritos y transgresiones. Es por ello que todos los budas y maestros iluminados en unanimidad han abierto este portal del cambio.
Como regla general, cambiar la mente representa el primer paso para abandonar la antigua vida y abrirse al cultivo de una existencia nueva; es el umbral donde se descartan los senderos resbaladizos y se ingresa en un camino saludable. Si un hombre se separa de los viejos errores y persevera cada día en una sana práctica, el karma anterior se irá diluyendo poco a poco, y no habrá de constituirse nuevamente; nuevas avenidas se abrirán a su paso, y las sendas peligrosas quedarán atrás. 
Como se lee en un sutra:
“La previa actividad errada de la mente es como una nube que tapa el sol; su acción benéfica subsecuente es similar a la luz de una lámpara brillante que disipa la oscuridad”. 
Los errores tienen su origen en la mente; por lo tanto, se desvanecen cuando la mente se aquieta. El karma es en origen ignorancia; por fuerza habrá de desaparecer ante la luz del conocimiento de la propia naturaleza. Ustedes que gimen bajo el padecimiento de sus transgresiones, ¿cómo no habrán de animarse a  franquear este umbral?

No obstante, el karma equivocado se sustenta en la avidez, el odio y la ignorancia. Por mucho que te arrepientas, si vuelves a cometer un acto errado no pasará un día sin que se reavive el fuego. Más aún: aunque una persona que ha cometido serios errores, cayendo en un maléfico destino, pueda acumular cierto mérito a través de un esfuerzo transitorio, sus faltas continuarán como tales mientras se mantengan intactas la codicia, la ira y la ilusión. Es como intentar bajar la temperatura del agua que hierve en un caldero enorme echando un chorrito de agua fría: la fuerza del fuego es superior a la del chorro, de manera que el contenido del caldero sigue hirviendo.

Hay muchas personas que cambian de parecer respecto de sus errores anteriores, pero muy pocas que dejan de repetirlos. Algunos cultivan una o dos virtudes debido a un arrepentimiento temporario, pero dejan incólumes en la mente el enojo, la ambición y la desidia: ¿cómo pueden abrigar esperanzas de que su karma se purifique?
El método para cambiar la mente es de dos tipos: por la acción y por principio. “Cambiar la mente por la acción” significa que manifiestas con sinceridad tu deploración respecto a los errores del pasado ante las Tres Joyas y practicas cada día toda clase de acciones benéficas.
“Cambiar la mente por principio” quiere decir despertar a una realidad en la cual la naturaleza original de las transgresiones se revela como insustancial, desapareciendo toda contaminación y pensamiento estéril. Aquel que quiera liberarse por completo de la ignorancia y el error habrá de practicar ambas formas al mismo tiempo: ejercitarse exteriormente en generar un karma positivo, e interiormente cancelar el odio, la avidez y la ignorancia. De acuerdo a la anterior analogía, será como apagar el fuego debajo del gran caldero, y a la vez echar en él una gran cantidad de agua fría; de esa forma, no importa cuánto karma dañino se haya acumulado durante mil eones, pronto habrá de depurarse.
Más aún, si el aspirante cultiva con sinceridad la Vía y libera su mente, despertando a su propia naturaleza búdica que es desde siempre, calma y alerta, podrá escoger cualquier karma conveniente y tener potestad sobre la  muerte y el nacimiento, de manera que ya no tendrá nada para apegarse o descartar, nada que desear o detestar. Las tres esferas de existencia y los seis destinos tendrán el mismo sabor, y acción y descanso, adversas y favorables condiciones sensoriales no habrán de ser otra cosa que samadhi. Una montaña de errores y padecimientos desaparece tal como el hielo se funde en agua caliente, de modo que el sufrimiento ya no es sufrimiento, y la transgresión deja de ser transgresión. La luz del conocimiento de la propia naturaleza brilla sin cesar; todo el globo es la sede de la iluminación y de la Tierra Pura, donde no queda ni una sombra de duda en el interior, en el exterior o en el medio. Esto es lo que llamamos la extinción de la mente de los budas y maestros iluminados, el cambiar la mente del budismo Mahayana. Sólo en este punto podemos decir que se ha llegado a cancelar todo el karma equivocado.
En tiempos recientes aparecen cada tanto grupos de personas que, llamándose a sí mismas “iluminados”, menosprecian los preceptos, la disciplina y la ley de causa y efecto; bajo el lema de “acción sin restricciones” van y vienen haciendo cualquier cosa, y en ocasiones mancillan la heredad de los budas. Esto sucede porque comprenden solamente que la naturaleza de sí está libre de distinciones, pero pasan por alto que ella implica además la capacidad de discriminar: ¿cómo podría ser eso conocer la verdadera Vía, que trasciende el ser y el no-ser?

También hay muchas personas que piensan haber completado su práctica porque han visto en la propia naturaleza, y que no necesitan cambiar la mente. Aunque hayan indagado realmente en su naturaleza de sí, las miríadas de impurezas y apegos permanecen; incluso si uno adquiere grandes poderes y alcanza la budidad no se puede soslayar el karma que se ha fijado. Hay que prestar una cuidadosa atención al respecto para evitar caer en creencias erróneas o desestimar la importancia del karma errado, malinterpretando las palabras de los budas y los maestros iluminados.