En pos de la armonía. Las cartas de un seguidor de las ideas de G.I. Gurdjieff. Rodney Collin




Rodney Collin mantuvo una cercana relación con Piotr Demianovich Ouspensky, desde 1936 hasta la muerte del destacado matemático y escritor ruso en 1947. Al año siguiente se trasladó a Méjico, para continuar con el estudio y la práctica de las ideas de G.I.Gurdjieff que recibiera de Ouspensky. A lo largo de los años mantuvo una nutrida correspondencia con numerosas personas de diversos ambientes y países, que trataban de comprender y practicar lo que se llamaba por entonces el Cuarto Camino, una disciplina espiritual que se realiza en el medio de la vida cotidiana. Luego de su muerte en 1956 en Perú, sus cartas fueron recogidas y editadas por aquellos que habían trabajado con él.

Este volumen póstumo, constituido por extractos tomados de su correspondencia personal, nos sorprende por su refrescante sinceridad, una humildad bien centrada y –sobre todo- una devoción inquebrantable a los principios más profundos del Trabajo de Gurdjieff. Muchas de estas líneas –redactadas hace más de sesenta años para corresponsales hace tiempo desaparecidos- conservan una fulgurante actualidad, un extraño sabor de algo presente.



Rodney Collin Smith nació en Brighton, Inglaterra, en 1909. En 1936 conoció a Ouspensky, uno de los principales expositores de la enseñanza de G.I.Gurdjieff, y trabajó con él hasta la muerte del destacado matemático y escritor ruso en 1947. Al año siguiente se trasladó a Méjico, para continuar con el estudio y la práctica de las ideas del Trabajo.

En Sudamérica realizó una intensa labor de difusión, traduciendo y publicando en español las obras principales de Gurdjieff, Ouspensky y Nicoll.

También construyó un planetario-biblioteca en las afueras de Méjico DF y realizó numerosos viajes a Perú, Chile, Argentina, Uruguay y otros países sudamericanos, asistiendo a la formación de incipientes grupos de trabajo. Murió en 1956 durante una expedición al Cuzco.






PRÓLOGO DEL EDITOR

Para los que recibimos aquí en Buenos Aires la enseñanza de Gurdjieff a través de Carlos Matchelajovic y su esposa Daphne Ripman, la figura de Rodney Collin no es del todo desconocida.

Daphne y Rodney habían participado en la primera muestra de Movimientos de 1938 en Lyne Place, Inglaterra –por entonces harían sus primeras armas en los grupos tutelados por los Ouspensky. Más adelante, durante los años de la guerra, Collin y su familia vivieron durante seis años en Franklin Farms (Mendham, New Jersey), comunidad de trabajo donde Daphne residió cerca de dos décadas, asistiendo a Mme. Ouspensky a lo largo de su prolongada dolencia.

Por su parte, es probable que Carlos haya conocido a Collin recién hacia 1950 –este último ya en su rol de instructor y difusor de las ideas de Gurdjieff en Méjico y otros países de Sudamérica. Es posible que lo haya asistido en la formación del grupo de Lima y que haya participado en otras diversas actividades. Según algunos testimonios, estuvo presente en la colocación de la placa conmemorativa a la que se hace mención en el último capítulo de este volumen.

En la trayectoria de Collin podemos barruntar algunos rasgos de Fausto o Prometeo, y bastantes –quizás- de Ícaro. De joven fue un incansable y curioso viajero, indagando sobre todo en el acervo cultural helénico y europeo continental; el encuentro en 1930 con Un nuevo Modelo del Universo de Ouspensky signó su vida, que empezó a gravitar de a poco en dirección a las enseñanzas de G.I.Gurdjieff, tal como las encarnara el destacado matemático ruso que fue uno de sus más elocuentes exponentes.

Con la muerte de Ouspensky comienza la etapa meteórica de la vida de Collin; en menos de nueve años escribe y publica más de una docena de libros y folletos, de los que se destacan The Theory of Eternal Life y The Theory of Celestial Influence. Funda una editorial en Méjico que edita en español los principales libros –disponibles en la época- de Gurdjieff, Ouspensky y Nicoll, así como de otros expositores del llamado ‘cuarto camino’. Adquiere acciones en minas, construye un observatorio-planetario y biblioteca en Tetecala, viaja constantemente a Chile, Perú, Argentina y otros países de América del Sur donde incipientes grupos se interesan por las ideas de Gurdjieff –una actividad intensa y entusiasta que eventualmente habrá de arrastrarlo, según algunos cronistas, a una muerte prematura.

No es este el sitio para juzgar o analizar los libros de Collin que, a pesar del tiempo transcurrido, mantienen su interés por lo original del enfoque y el temerario vuelo de su pensamiento. Pero este volumen póstumo, constituido por extractos tomados de su nutrida correspondencia personal, nos sorprende por su refrescante sinceridad, una humildad bien centrada y –sobre todo- una devoción inquebrantable a los principios más profundos del Trabajo de Gurdjieff. Muchas de estas líneas –redactadas hace más de sesenta años para corresponsales hace tiempo desaparecidos- conservan una fulgurante actualidad, un extraño sabor de algo presente.

Dedicamos este libro a la memoria de Osvaldo Rao, un querido compañero recientemente desaparecido.
Abril de 2015